Gangs of Trebujena


Y dijo Dios:
Yo les doy de la tierra todas las plantas que producen semilla y todos los árboles que dan fruto;
todo esto les servirá de alimento. Y doy la hierba verde como alimento a todas las fieras de la tierra, 
a todas las aves del cielo y a todos los seres vivientes que se arrastran por la tierra.. Génesis 1. 29,30

Me gusta visitar lugares, pero prefiero el paisanaje al paisaje. 
El turismo es uno de los cánceres de nuestro tiempo, y a mí, me provoca erupciones cutáneas y un estado de desazón, que tarda semanas en sanar. Detesto visitar lugares y monumentos y sentir a "los demás" a mi alrededor. Creo que como Howard Hughes o Michael Jackson, terminaré por ponerme una mascarilla y unos guantes, y que viviré mis últimos días encerrado en una habitación de casa con mi T.O.C. (Trastorno obsesivo-compulsivo). 
Pero mientras llega ese triste epílogo para mi existencia, por ahora, lo que más me gusta del mundo es visitar a mis amigos. Creo que tengo bastantes, sin duda son más de los que puedo atender como se merecen.
Este fin de semana lo hemos pasado en el Paraíso Terrenal. Yo estoy en condiciones de demostrarle a cualquiera, que el vergel donde Dios Nuestro Señor colocó a Adán después de crearlo, no se encontraba en Mesopotamia, estaba en Trebujena. Cualquiera que posea un mínimo de sensibilidad para las cosas de la amistad y para los placeres terrenales, y acuda allí unos días, me dará la razón sin dudarlo un segundo.
La tierra y el cielo. La caza y la pesca. La comida y la bebida. La conversación y el silencio. El mosto y el vinagre. La juerga y la resaca. Los minutos y las horas. Todo lo que un hombre puede desear. El paraíso prometido. 
La grata compañía y la hospitalidad -nunca suficientemente agradecida- de los buenos amigos y sus familias. De Francisco Caro y Josefi, de Manuel Caballero y Juana, y de Benjamín Sanchez y Pamela. Todos ellos, habitantes y guardianes del Paraíso.